Martes 23/4/2024

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Fecha de la newsletter: 20-11-2015

El dos por ciento de las enfermeras abandona la profesión tras verse implicadas en un evento adverso

Abordar el impacto de los eventos adversos en los pacientes y también en los profesionales y buscar medidas que ayuden a evitarlos. Con este objetivo, la Sociedad Valenciana de Calidad Asistencial ha celebrado en el Colegio de Médicos de Alicante la jornada “Impacto de los eventos adversos en los profesionales, seguridad jurídica y apoyo a la segunda víctima”. La presidenta del Colegio de Enfermería de Alicante Belén Payá, participó en la inauguración de esta jornada acompañada por el presidente del Colegio de Médicos de Alicante, José Pastor, el director general de Investigación e Innovación de la Conselleria de Sanidad, Oscar Zurriaga, así como por la gerente del Departamento de Salud Sant Joan-Alicante.

 

El 15% de los profesionales afectados

15 de cada 100 profesionales sanitarios se ven envueltos en eventos adversos cada año. El paciente es el principal perjudicado por el daño sufrido, la prolongación de la estancia o los cambios de tratamiento. Consecuencias con gran repercusión social y económica. Según pone de manifiesto el estudio ENEAS sobre los efectos adversos ligados al hospital, el coste añadido de estos errores consumen anualmente una cantidad equivalente a 4 hospitales de 500 camas.

Para Belén Payá, una reducción de las plantillas puede aumentar la cifra de eventos adversos porque “el cansancio, el agotamiento puede llevar a un fallo en el conocimiento”. La presidenta del Colegio de Enfermería de Alicante pidió en este foro mayor peso de las unidades de calidad en las instituciones porque “estos servicios detectan barreras y evitan muchos eventos adversos, una cadena que afecta a paciente, profesional y al propio sistema sanitario”.

El nivel de incidencia de estos errores en los hospitales es del 9’3%, y según apuntan los últimos estudios, casi la mitad de los eventos se pueden evitar. Cirugía, Obstetricia, Oftalmología y urgencias hospitalarias son los servicios con mayor incidencia de eventos adversos y hacia donde se dirigen la mayor parte de las denuncias de los pacientes. “Desde las instituciones tenemos la obligación de prestar herramientas y conocimiento que eviten los elementos adversos x errores humanos. Hay que abordar planes y procesos de calidad que consigan beneficios plenos en la eficacia y la atención a los pacientes” aseguró Óscar Zurriaga.

 

Estudio sobre el impacto de los errores en los profesionales

Pero los eventos adversos tienen una segunda y una tercera víctima: son los profesionales involucrados y el sistema sanitario. El profesional que se ve envuelto en un evento adverso sufre un gran estrés y un desgaste a nivel psicológico que se traduce en miedo a tomar decisiones, con el riesgo de cometer un nuevo error. De hecho, un 2% de los profesionales envueltos en un evento adverso deja la profesión; es una de las principales conclusiones del primer estudio que analiza el impacto de los eventos adversos en los profesionales.

En el trabajo, realizado por José Joaquín Mira Solves, presidente de la Sociedad Valenciana de Calidad Asistencial (SOVCA), se ha entrevistado a más de 500 profesionales de 8 comunidades autónomas. Solo un 3% asegura haber recibido formación para comunicar un evento adverso, pero el 60% confiesa haberse visto envuelto en uno de estos eventos en los últimos cinco años. Para Mira Solves, “estos resultados confirman que no hay planes ni procedimientos extendidos para afrontar estos eventos ni para atender a las segundas víctimas”.

En 1996 se creó la Asociación Española de Gestión de Riesgos Sanitarios (AEGRIS), la primera organización de sanitarios dedicada a estudiar y promocionar la seguridad y la calidad en el sistema sanitario. Para su presidente, José María Ruiz Ortega, en todos estos años la gestión de los eventos adversos ha pasado de restaurar el daño, a gestionar los riesgos y centrarse en la seguridad del paciente. “Creo que hemos superado la ocultación patológica de estos errores y ahora se analizan los riesgos. La meta en este campo es, según Ruiz Ortega, “oír al paciente, crear procedimientos que detecten barreras para evitar estos eventos, ayudar a las segundas víctimas y aumentar la comunicación entre los profesionales”. 

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